Se acerca el verano, y ya nos vamos encontrando con rachas de fuerte calor. Cuando aprieta el calor es frecuente que tengamos menos apetito y que el cuerpo nos pida alimentos más fresco y con mayor aporte de agua. Sin embargo no siempre sabemos interpretar bien las señales que el cuerpo nos manda.
Para sobrellevar mejor las altas temperaturas no vale cualquier alimento. Algunos productos fuertes y nutritivos, pero pesados y poco digestivos como las legumbres, el estofado o el queso aumentan la probabilidad de que gran parte del riego sanguíneo se desvíe al estómago, lo que provoca que la sangre circule menos por el resto del cuerpo, refrigerándolo peor y haciendo que suba la temperatura corporal.
Con los alimentos secos, que necesita agua corporal para digerirse y los altamente diuréticos (alimentos que ayudan a eliminar progresivamente el agua del organismo) ocurre lo mismo, ya que necesitan agua corporal para hacerse digeribles.
Por tanto, los alimentos que necesitaremos para los momentos de más calor son los ligeros, con mucha agua, fáciles de digerir y frescos.
Sandía
Os hacemos una lista de alimentos recomendables:
Embutido cocido: Se trata de alimentos con alto nivel de proteínas, de digestión rápida y que tienen mucha cantidad de agua. La pechuga de pavo o el jamón york es lo más recomendable. Para consumirlos se puede hacer bocadillos o sándwiches o bien se pueden hacer ensaladas con trozos del embutido, con lo que conseguimos un alto aporte proteico sin constituir un plato pesado.
Tomate: Es un alimento abundante en agua, antioxidantes y fibra, que nos ayudan a protegernos de la radiación solar, los hacen imprescindibles aliados de cualquier época del año, pero especialmente del verano.
Sandía: Es una fruta que tiene menos de 15 Kcal por cada 100 gramos. Además, se compone de agua y azúcares libres, pero no en exceso, que se suman a los compuestos fenólicos antioxidantes que le confieren su color rojo. Es perfecta para hidratarnos y tener un poco de aporte energético entre comidas.
Las sopas picantes: Las personas que viven en el sur saben que una sopa picante también puede ayudar a rebajar el calor. La harira marroquí es un ejemplo de ello, pero también los distintos tipos de curry de la India y los países del Sudeste Asiático. En España, estas sopas no son tan comunes, pero en muchas localidades existe la costumbre de mascar guindillas. El motivo es que el picante tiene un principio activo, la capsaicina, que provoca sudoración facial y de la nuca que, en evaporarse, refresca esta zona, que está especialmente vinculada a la regulación de la temperatura.
Infusiones calientes: Aunque parezca contra intuitivo, en los días de más calor, un té verde con menta o una manzanilla pueden llegar a ser un mejor remedio que un refresco helado, al menos para rebajar la temperatura corporal. La razón es que al introducir calor en el cuerpo, este se ve obligado a contrarrestarlo aumentando la circulación, lo cual refrigera para bajar la temperatura. En cambio, si metemos algo muy frío en nuestro estómago, el cuerpo reacciona generando calor para mantener la temperatura.
Alimentos no recomendables:
Café: Hay bastante polémica sobre si el café es deshidratante -diurético- o no, pero de lo que no cabe duda es que más allá de las dosis aconsejables -alrededor de tres tazas- dispara en exceso el cortisol, responsable de la inflamación arterial. Así que, aunque no es malo para nada, no es bueno como herramienta para refrescarse.
Helados: Su gran alto contenido en azúcares añadido y su carácter mantecoso, al ser una emulsión de leche, los hace algo indigestos y poco hidratantes.
Los granizados: el motivo es exactamente el mismo que en los helados, exceden en azúcares añadidos más allá de lo recomendable y no dan ninguna sensación de saciedad. De todos modos, sí son más hidratantes que los helados.
Bebidas alcohólicas: Aquí no hay ninguna duda. Las bebidas alcohólicas son muy
deshidratantes y consiguen el efecto contrario al que buscamos